Pasado, presente y futuro del Premio Romero Esteo (por Miguel Palacios)
Pasado Presente y Futuro De… by on Scribd
Un experimento , dentro del método científico , debe ser reproducible en un laboratorio con las mismas condiciones que el experimento original y con su repetición comprobar que el primer resultado no fue producto de un accidente.
Elena Bolaños, a partir de un experimento realizado por Alfonso Zurro y Andrés Lima que dio como resultado el montaje “A solas con Marilyn” , decidió repetir el mismo experimento con un equipo artístico distinto, pero usando las mismas normas internas del experimento original.
Para ello se crearon una serie de reglas formales, Elena Bolaños añadió normas no solo para la escritura (como en el experimento original) sino que las amplió a la interpretación, la música y la iluminación.
Aquellas restricciones formales dieron lugar a un contenido con Audrey Hepburn y Penélope como referencia mítica.
En este encuentro compartiremos el proceso desde la idea y la puesta en escena a la edición final del texto.
Ponentes:
– Elena Bolaños (la idea y las reglas del juego)
– Javier Berger (el texto y los mitos en “La Felicidad”)
– Raquel Madrid (la interpretación y la construcción del personaje)
– Manuel Padilla (la edición de “La Felicidad”, peculiaridades)
– Pablo Little (la imagen y la metáfora)
LUGAR: Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía. Calle Santa Lucía, 10.
FECHA: 18 de octubre
HORA: 20:00
ENTRADA LIBRE
Aprovechando que tenía mucho tiempo libre y la edición de bolsillo de Las Tres Hermanas de Chéjov entre manos (la de Escélicer) ;pues me dije , vamos a releerla, y la volví a disfrutar y a sufrir a partes iguales (es lo que tienen los rusos). Y como siempre que leemos un texto los teatreros -como leemos tan pocos-, pensamos en poder montarlo, sobre todo si lleva muerto el autor más de 70 años (cosas de los derechos). Comprobé que Antón había muerto hace mucho más de 70 años, así que estaba libre de derechos, revisé el listado de personajes y conté quince. No hay que ser Cimarro caer en la cuenta de que era imposible ponerla en escena dentro de los parámetros de producción tan paupérrimos entre los que sobrevivimos por aquí en el sur. Así que jugué a ese ejercicio de Rodari: «¿Qué pasaría si…?» Y la premisa fue: ¿Qué pasaría si las tres hermanas vivieran en el Puerto de Santa María y su historia la contara desde el punto de vista de los pretendientes?
Respeté la estructura y los incidentes principales, apliqué las tres unidades aristotélicas que Chéjov se salta y a jugar. Lo demás es fruto de mezclas, invenciones y libertinajes varios.
Aquí os dejo una muestra, si queréis leerla completa, poneos en contacto conmigo.
Después de diez años, un grupo de insurgentes de la dramaturgia ha decidido volverlo a convocar.
BASES AQUÍ:
LOS DIRECTORES DE ESCENA
Hace menos de cien años que campean a sus anchas por las tablas. Sin miedos, armados con sus dramaturgias, sus planos de movimiento, sus charlas intelectualoides, sus ases en la manga, su facilidad para el retruécano, su verborrea vacua, sus perfumes de platea y su savoir affaire inconfundible. Estamos hablando de los dueños del cotarro creativo, de las nuevas starlets frente a las candilejas: los directores de escena1.
Podríamos dividirlos en dos tipos de directores dependiendo de su capacidad rectal, tendríamos por un lado los directores de ojete estrecho y por otro los de esfínter relajado.
Los primeros, son sin lugar a dudas, los más abundantes. Son agrios, ceñudos, cariacontecidos, adoptan posturas de pensador rodiniano, aderezan sus reflexiones con citas, libros y revistas internacionales. Son de ensayos de ocho horas y sin fiestas de guardar. Los auténticos herederos del hedor, del olor a terciopelo gastado y a cerrado. Son de mucho recibir premios y aplausos manidos, que ya se sabe que el teatro es cultura y si te aburres te callas.
Los segundos son dionisíacos, herederos de las grandes báquicas, juguetones, distraídos, goliardillos, caricatos, chascarrilleros, amantes de las pelucas, del mucho goce y del juego por el juego. Pueden haber leído más que los anteriores pero no lo apuntan en su cartilla de racionamiento. Son de pocos premios y muchas risas, y más vino, buen yantar y buena escucha. Eso sí, de ensayos breves y cinturas bailongas.
Ambos se pueden dividir, a su vez, en tres categorías dependiendo de su relación con la pecunia.
a) Amateur: Directores de agrupaciones de barrio, de distrito y teatro universitario. Aquí tendrían que estar prohibidísimos los directores de ojete estrecho, pero de todo hay. Sin soldada.
b) Profesional: Directores de compañías nacionales, de centros dramáticos y empresas de gran boato. Aquí hay mucho ojete estrecho y escasísimo esfínter distendido. Cobra un buen pellizco.
c) Semiprofesional: Los que cobran cuando pueden. Con el tiempo o bien se convierten en b y se ponen serios o vuelven a la categoría a y allí se quedan refunfuñando hasta que se reinventan como programadores del teatro de su pueblo.
En su juventud decidieron convertirse en directores porque querían, como todos, follar un poquito más – si es posible- gracias a Talía. Y si no me creen, lean este extracto de entrevista a un director de postín tras su estreno de Hamlet.
Pregunta: ¿Por qué decidió montar Hamlet sin escenografía?
Respuesta: Porque con William -los directores tutean al bardo-, solo es necesaria la palabra.
P: ¿Y por qué solo con chicas?
R. Porque la mujer es la esencia de la emoción.
P: ¿Y por qué están todas desnudas?
R: Eh… porque…deseaba que… ¡Sí, sí, me lo saqué de la manga! No ligaba nada y…¡Me gustan todas! ¡Todas!
¿Lo ven? ¿Qué les decía? Les dejo, que llego tarde al ensayo y antes quiero mirarme el perineo y comprobar si hay espacio suficiente como para convertirme en un director de esfínter relajado o tendré que contentarme con ser uno de esos de los de ojete estrecho.
Dentro de la Maratón de Monólogos organizada por la Asociación de Autores de Teatro , se llevó a cabo, entre otras, la lectura dramatizada de «Lester»: una historia sobre la última noche de Lester Young, el saxofonista creador del cool jazz, en París.
Dirección: Félix Estaire
Actor: Adolfo Fernández
Verano 2017. Una cafetería en San Bernardo, Sevilla. Llega Dubarry a esa hora entre la tostada última tostada y la primera cerveza. Se sienta y pide una cerveza, mientras mira de reojo los restos de mi desayuno tardío tostada, lanza una de sus ideas locas. Lo escucho mordisqueando y sorbiendo café. ¿Una obra de teatro sobre la historia del jazz? Pero que tenga una trama, claro. Ah, y que se desarrolle en un programa de radio. Con una banda en directo. La locutora cantará y bailará. Y hay que hacer un recorrido por todo el siglo XX, desde el nacimiento del jazz en Storyville hasta las últimas fusiones más modernas. Pido una cerveza y le comento los obstáculos (cuando a alguien se le ocurre una idea espero que la haga él y no me líe en sus chalauras), pero hábilmente va sorteando mis escaqueos sobre fechas, documentación, presupuesto… no tengo escapatoria, lo voy a tener que escribir. Un último intento para que desista:
– ¿Ese es el encargo, Jorge? Ajá, vente a mi pueblo, nos encerramos una semana los dos solos y concretamos el argumento y la escaleta del asunto.
Sinceramente, esperaba que con la amenaza de secuestro se acojonara, pero nada. Se vino a mi casa y escribimos el argumento de la función, además de encajar la lista de temas que los músicos estaban preparando. Después, Jorge se marchó a su casita y me quedé solo ante el papel continuo en la pared lleno de nombres, ideas y la sinopsis. Muy bien, me dije, historia del jazz… sé lo mismo de la historia del jazz que de la historia de la polka. Aunque, por suerte, tengo buenos amigos músicos (gracias a Roque Torralva y a Pepe Olmedo) que me pasaron bastante documentación (adjunta al final).
La escaleta estaba bien definida, así que no me perdí en el marasmo de músicos, géneros, subgéneros, orquestas y pendencias del jazz. Había que centrarse. En el camino hubo varias bajas (casi siempre las escenas más complicadas de escribir): una versión radiofónica de “El perseguidor” de Cortázar; un poema construido con fragmentos de “Poeta en Nueva York” de Lorca ; muchas cuñas publicitarias y unos cuantos nombres de la historia del Jazz.
Entre las ideas que se quedaron en el tintero, cobró mucha fuerza una sobre los últimos días del saxofonista Lester Young en París. Estos apuntes terminaron convirtiéndose en el monólogo “Lester”, estrenado en la Maratón de Monólogos de 2018 que organiza la Asociación de Autores de Teatro. (El texto al final del post)
Después de mucho cortar, reescribir, pulir y dar cera, le envié el texto a Jorge y no lo volví a ver hasta el día del pase general con público (Jorge no me deja ir a sus ensayos, y está bien que así sea). Y salí maravillado, todo estaba bien. Era emocionante, preciso , precioso, conciso, directo… La luz, la música, la voz… María absolutamente versátil y brillante; los músicos delicados y juguetones; y Paula como partener en momentos medidos de la función, sorprendente.
Y de ahí al estreno en Palma. Festival al que no llevaba un texto mío desde el año 2000 con “Doctor, ¿es cierto que el hombre se compone de un 70% de agua?” .Cerramos el festival con la sorpresa del Premio Especial del Jurado.
¡Qué maravilla! Jorge, ¿lo próximo, qué?
BIBLIOGRAFÍA
– BERENDT, Joachin. 1994. El Jazz. De Nueva Orleans al Jazz Rock. Colombia. Fondo de Cultura Económica.
– LINDT, Lawrence. 2011. Historias curiosas del Jazz. España. Ediciones Ma Non Tropo.
– GIOIA, Ted. 2002. Historia del Jazz. Turner Publicaciones.
– SABATELLA, Marc.2000. Manual de Improvisación. Out Side Short Music.
AUDIOVISUAL
– BURNS, Ken. 2000. Historia del Jazz. 12 episodios. The Jazz Film Proyect.
– Discópolis Jazz. Programa Radio. Historia del Jazz. Especial 10 episodios. Cadena SER 2017.
Prensa:
http://www.diariocordoba.com/noticias/cultura/final-buen-sabor-boca_1237527.html
EL MONÓLOGO DE LESTER.
Lester- monólogo teatral- by Os Reverendos on Scribd
El monólogo teatral “La Felicidad es el deseo de repetir” de Javier Berger ya está disponible en:
México
Argentina
Colombia
Perú
Y por amazon.es
y en agapea.com
Y como siempre en Sevilla en la librería Un Gato en Bicicleta y Librería Padilla.
Sinopsis:
Ella tiene una casa adosada, un perro, un jardín, un marido, un trabajo y cuadro rojo de Audrey Hepburn. Ella lo tiene todo, hasta que una llamada provoca el derrumbe de su castillo de obleas…
Ahora el perro ladra y antes nunca ladraba.
Las primeras páginas las puedes leer aquí: